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Dante Abad Zapata

Paradigmas:

uno de los paradigmas que me enfrentado en mi vida cotidiana es el paradigma de “letra con sangre entra” es decir que para educar como método hay que usar la violencia, esto puede ser considerado como un paradigma porque es aceptado incluso por las propias victimas de la violencia que consideran que “así debe de ser”.

Recuerdo cuando en el año 1991, estuve cubriendo la licencia de una profesora de un centro educativo particular, el Director me había dado instrucciones de cómo era el sistema en el colegio, entre su sistema de enseñanza a los alumnos se les tomaba dictado todos los días, en una semana eran las mismas palabras que seles dictaba, con la intención de que mejoren su vocabulario y ortografía.

Yo enseñaria a los niños del cuarto grado, después de hacer mi presentación con los alumnos, procedí con el dictado de palabras, luego según el orden de la lista, fui llamando a los alumnos a la pizarra para dictarles una de las palabras del dictado e ir corrigiendo su dictado, la primera alumna en venir, tenia 2 errores en su dictado, le dije muy bien de 20 palabras tienes dos palabras mal escritas, estoy seguro que de repente mañana tendrás solo una o ninguna, puedes volver a tu asiento, pero la alumna de unos 9 años de edad no se movía de la pizarra, grande fue mi sorpresa cuando me dijo con mucha firmeza: “profesor son dos errores, son dos palos”, entonces uno de sus compañeros que era policía escolar se paro y me dijo: “profesor si usted no tiene un palo yo le presto mi vara de policía escolar”, el resto de niños comenzó a repetir: “si tiene que pegarle”. Muchos de esos niños también tenían errores en su dictado y sabían que con esa lógica también serian castigados.

Yo les explique a mis alumnos que quien para educar golpea, enseña a golpear y eso no se puede permitir porque la violencia nos causa daño. Al día siguiente tenia a más de un padre de familia solicitando mi cambio, recuerdo la conversación con uno de ellos que iracundo me dijo: “que clase de profesor es usted que no corrige a sus alumnos para que aprendan, yo soy mayor que usted y se muy bien como se tiene que corregir a un niño”. Yo trate de explicar que no era necesario emplear métodos violentos y que por el contrario eso era perjudicial para sus hijos pero ello empero mi situación al punto que fue el propio directo del colegio que me dijo: “no tenga pena en pegarles, te falta experiencia, así no se le va olvidar lo que se les enseña”.

Este paradigma de “letra con sangre entra” sigue hasta a hora muy vigente e incluso muchos padres de familias manifiestan que existen las llamadas “pandillas juveniles” porque a hora con eso de los derechos del niño ya algunos padres no pueden “corregir” a sus hijos por temor a que los denuncien.

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