Blogia
Dante Abad Zapata

Sobre el trabajo

 ... Y el trabajo nuestro de cada día, que ya no nos falte hoy.
Por: Dante Abad, Villa El Salvador-Perú


La semana santa, la entrega de amor de Jesús a la humanidad, la cruz pesada e injusta que cargó por los pecados de todos, tanto es el sufrimiento en el mundo que el mismo Jesús dijo: "¿Padre por que me has abandonado?".


Una parte de ese sufrimiento y de esa cruz la cargamos todos, especialmente los pobres, y en este mundo de los pobres, especialmente los en extrema pobreza.
Como leí en una revista hace unos años "... en Villa El Salvador si existe diferencia de clases: esta es la de los pobres y los muy pobres". Claro que esto no se ajusta hoy muy bien a la realidad, pues en el distrito tenemos una clase económica media alta, conformada principalmente por empresarios (una muestra, aunque pequeña, que si se puede triunfar económicamente desde abajo, si hay un rol promotor del estado).


Hoy que se pretende re-inventar la pólvora, con teorías que explican el problema de la pobreza y nos dan recetas para conseguir el triunfo económico partiendo de la premisa que lo que somos o dejamos de ser, es por responsabilidad de nosotros, por lo tanto el estado no tiene no solo responsabilidad sino además no tiene un rol promotor social.

Hay que mirar hacia los más pobres, ellos viven en esa situación no porque son flojos, muchos trabajan desde la temprana edad de la infancia y morirán trabajando sin importar si son ancianos (basta recorrer las calles de Villa para ver en los montículos de basura a personas de diferente edad navegando en los residuos, tratando de encontrar algún producto reciclable para vender), su reto diario es tener algo para "parar la olla", cocinar, viven el día a día, mejor dicho sobreviven por gracia divina; como dice Carlos Márx. "... El hombre antes de hacer filosofía, antes de hacer arte, necesita un techo donde protegerse del sol y del frió, necesita algo con que alimentarse" esta es pues una necesidad primaria y principal.


Para ello el trabajo es el único medio digno de satisfacer estas necesidades y otras como las de sentirse útil, servir, pues el trabajo es la mejor forma de servicio.


En el Perú, como en cualquier parte del mundo los que acceden a un puesto de trabajo no son los que más necesitan sino los que están mejor capacitados para ello, en esta desigual competencia los en extrema pobreza siempre serán extremamente pobres. Solo les queda la posibilidad de acceder a los peores puestos de trabajo sin ningún derecho laboral y con los más bajos sueldos (la gran oferta de mano de obra originado algo que no se notaba hace quince años en Villa El Salvador, el servicio domesticó en muchos hogares de Villa, una de las características de la recordada clase media limeña, hoy por 200 soles, unos 65 dólares mensuales, se contrata alguien que haga todas las cosas del hogar, y que trabaje de lunes a sábado con cama a dentro).


Urge por ello un rol promotor del estado que atienda de manera selectiva y directa a los más pobres, este seria un programa social diseñado especialmente para este sector de la sociedad, tener un registro de familias en situación de pobreza extrema es una tarea que se puede iniciar desde los gobiernos locales.


Es injusto que programas como el vaso de leche, comedores populares, alfabetización, trabajo, capacitación no lleguen muchas veces a quien más lo necesitan, sino a quienes están en mejor condición socio-económico-cultural para gestionarlo; no es que aquellos beneficiarios no sean pobres sino es que hay otros mucho más pobres que ellos, que ni siquiera tienen para pagar la ración de leche o el menú en el comedor popular.


La pobreza es un problema social; en este mundo todo se nos dio dado (el planeta tierra tiene todo lo necesario para satisfacer las necesidades de todos sus habitantes), de ahí que hay mucho de cierto que todos venimos con "nuestro pan bajo el brazo", pero las políticas económicas, nuestra forma de entender el funcionamiento de los estados y de la sociedad, originan que a la hora de pretender sentarnos a la mesa, nuestro lugar ni siquiera este ocupado, sencillamente y trágicamente nuestro lugar en la mesa no existe.
Una ves más nos encontramos con esa frase: "no hay vacantes, por favor no insista", aun aquello nos suena a por favor no exista.

Editorial

El distinto valor del trabajo
por Guido Sattin, Venezia-Italia


"A la hora de pretender sentarnos a la mesa, nuestro lugar ni siquiera este ocupado, sencillamente y trágicamente nuestro lugar en la mesa no existe".


El articulo de Dante, pone tantos puntos de reflexión:

El desarrollo de las clases sociales en Villa Los programas de ayuda que difícilmente llegan a los más pobres El distinto valor del trabajo La capacitación y el trabajo Los derechos laborales El rol del estado

Son temas presentes en todas las sociedades (ricas y pobres), pero el hecho que nos lleguen desde Villa, es muy estimulante; es una demostración más que Villa no es una ciudad dormitorio. Villa es siempre mas una ciudad en la cual el trabajo, con sus problemas y contradicciones, es el centro de la vida cotidiana.


Esperamos más artículos sobre estos temas.

Amigos de Villa N° 13 - año 5

 

0 comentarios